VI Edición Digital de Artes y Letras
“La casa”
Autora: Laura Yussen
Texto: Cecilia Pazos
Fragmentos de una casa
Nuestra casa es todas las casas que fuimos dejando atrás. Nómades, como siempre fuimos, tuvimos casas fugaces, volátiles, sopladas por el viento que no nos dejó quedarnos en un solo refugio. Si me preguntan, cómo era tu casa, pienso en una hecha con varias partes de las otras donde vivimos. Mi imaginación construye una sola casa, con fragmentos de las otras, con las habitaciones más acogedoras, las que mejor aislaron mi soledad, las de los juegos de infancia; o donde estudié hasta altas horas, cociné los primeros platos para mis hijos, me curé de achaques, tuve momentos de soledad, despedí a mis afectos, canté y reí.
Mi casa es así: la construyo con la larga galería de la casa chorizo de La Plata y sus mosaicos calcáreos tan frescos para el verano; le injerto la habitación azul compartida con mis hermanos, de techos altos y ventana grande rematada en curva de nuestro paso por Bahía Blanca, y le sumo una cocina con cacharros colgando sobre la mesada de la casa de mi abuela en Saldungaray, más el olor a puchero y a alcanfor de sus delantales. Hacia el fondo tiene el parque con árboles frutales de nuestra casa de Gualeguaychú y, por último, la puerta de entrada y salida al cielo limpio de la cordillera mendocina.
Después, la vida se hizo urbana y rodeada de balcones a lo alto y paredes de departamentos, pero entre todos esos recortes de la memoria tengo un recuerdo preferido, el del día en que llegamos a las afueras de Mendoza y mamá dijo es acá, ante una casa de piedras redondas en el frente y rejas pintadas de blanco; estaba amaneciendo, flotaba una neblina baja que se podía tocar y, detrás de la bruma, a lo alto, los picos al cielo de la cordillera de Los Andes que empezaban a teñirse con un sol recién amanecido.